Hoy, la historia es muy diferente.
Por ejemplo, cada decoración del Toyota Yaris se están haciendo tiradas de solo 400 unidades.
Aunque los moldes actuales siguiesen costando lo mismo, que no es el caso, la cantidad de unidades producidas ha bajado drásticamente, por lo que el coste que debe repercutirse en cada coche ha subido a 10-12 € por unidad.
Esta es una diferencia clave que impacta directamente en el precio final.
Y no solo eso. Las marcas, ante la dificultad de rentabilizar moldes caros con tiradas pequeñas, terminan trasladando parte de ese coste a otros modelos del catálogo, incluso cuando utilizan moldes más antiguos o ya amortizados.
Es decir, aunque compres un coche que en teoría no tiene moldes nuevos, es probable que estés pagando parte de la factura de los que sí los tienen.
Ni que decir tiene que si una marca saca un coche que no lo peta, ya sabes que lo que va a soportar el pago de todo lo que conlleva ese nuevo molde lo tiene que soportar el resto del catálogo.
Y no es raro ver algunas novedades que no se venden.